Es una fuente de energía renovable, no contamina,
es inagotable y reduce el uso de combustibles fósiles, es origen de las emisiones
de efecto invernadero que causan el calentamiento global.
Por todo ello, la producción de electricidad mediante energía
eólica y su uso de forma eficiente contribuyen al desarrollo sostenible
de todas estas ventajas, es importante destacar que la energía
eólica no emite sustancias tóxicas, ni contaminantes del aire, que pueden
ser perjudiciales para el medio ambiente y el ser humano.
Las sustancias tóxicas pueden acidificar los ecosistemas terrestres y
acuáticos, y corroer edificios. Los contaminantes del aire pueden desencadenar
enfermedades del corazón, causar cáncer y enfermedades respiratorias como el asma.
La energía eólica no genera residuos ni contaminación del agua, un
factor importante teniendo en cuenta la escasez. A diferencia de los
combustibles fósiles y las centrales nucleares, la energía eólica tiene una de
las huellas de consumo de agua más bajas, lo que la convierte en clave para la
preservación de los recursos hídricos.